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Biblioteca Parroquia Santa Madre de Dios

Liturgia

SEXTA CLASE

 

EL CANTO Y LA MUSICA EN LA LITURGIA 

"La tradición musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable, que sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne… La Música Sacra, Por consiguiente, será tanto más santa cuanto más íntimamente se halle unida a la acción litúrgica…Además, la Iglesia aprueba y admite en el culto divino todas las formas de arte auténtico, siempre que estén adornadas con las debidas cualidades." (SC 112)

 

"La acción litúrgica reviste una forma más noble cuando los oficios divinos se celebran solemnemente con canto y cuando en ellos intervienen los ministros sagrados y el pueblo también participa activamente." (SC 113)

 

EL CANTO EN LA BIBLIA Y EN LA LITURGIA
El canto es una realidad religiosa en toda la Biblia y, particularmente en todo los Evangelios. El propio Señor acudía a la sinagoga según su costumbre (cf. Lc 4, 16) y allí tomaba parte en el canto de los salmos. En la Última Cena cantó los himnos del rito pascual (cf. Mt 26, 30).

 

espiritualidad biblica: El canto en la Biblia está precedido por el reconocimiento de la presencia de Dios en sus obras de la creación y en sus intervenciones salvíficas en la historia. El ejemplo más acabado son los salmos, que abarcan todas las formas de expresión sonora, desde el grito y la exclamación gozosa hasta el cántico acompañado de la música y la danza (cf. Sal 47,2.7; 81,2; 98,4.6, etc.).

 

 

LOS VALORES DEL CANTO DE LA LITURGIA
Aunque casi nunca surge la pregunta ¿por qué cantamos en nuestra celebraciones?, es bueno dar razones sobre esta actitud.

 

El canto expresa y realiza nuestras actitudes interiores. Expresa las ideas y los sentimientos, las actitudes y los deseos. Es un lenguaje universal con un poder expresivo que muchas veces llega a donde no llega la sola palabra. En la liturgia el canto tiene un función clara: expresa nuestra postura ante Dios (alabanza, petición) y nuestra sintonía con la comunidad y con el misterio que celebramos.

El canto hace comunidad. El canto pone de manifiesto de un modo pleno y perfecto la índole comunitaria del culto cristiano. Cantar en común une. Nuestra fe no es sólo asunto personal nuestro: somos comunidad, y el canto es uno de los mejores signos del sentir común.

El canto hace fiesta. El valor del canto es el de crear un clima más festivo y solemne, ya sea expresado con mayor delicadeza la oración o fomentando la unidad. "Nada más festivo y más grato en las celebraciones sagradas, exprese su fe y su piedad por el canto" (MS 16).

La función ministerial del canto. La razón de ser de la música en la celebración cristiana le viene de la celebración misma y de la comunidad celebrante. La música y el canto tienen dos puntos de referencias: el ritmo litúrgico y la comunidad celebrante. El canto sirve "ministerialmente" al rito celebrado por la comunidad.

El canto, sacramento. Dentro de la celebración, el canto y la música se convierten en un signo eficaz, en un sacramento del acontecimiento interior. Dios habla y la comunidad responde con fe y con actitudes de alabanza; se encuentran en comunión interior. El canto es un verdadero "sacramento", que no sólo expresa los sentimientos íntimos, sino que los realiza y los hace acontecimiento.

  

 

FUNCION MINISTERIAL DEL CORO El coro es ministerialmente un elemento importante para la participación litúrgica en general y para el canto del pueblo en concreto. Todo depende de que se plantee bien su función. No se trata de un coro que suplica o suplante el canto del pueblo asumiendo en solitario las funciones que corresponde a la asamblea. Pero sí de un coro que enriquezca el canto del pueblo que, creando espacios de descanso, fomente la contemplación del ministerio, que ayude a dar un color más propio a cada una de las celebraciones y que finalmente anime el canto de toda la asamblea. Entonces, ¿cuáles serán las facetas del coro?.
·       Enriquecer el canto del pueblo (con facilidad).
·        Crear espacios de descanso que fomenten la contemplación(el silencio es la llave para la escucha de la voz del Señor).
·        Dar un colorido más propio a cada una de las celebraciones del año litúrgico.
·         Animar el canto de la asamblea.

 

CRITERIOS DE SELECCION DE CANTOS EN LA MISA 

canto de entrada
Es la primera expresión de fe, de unidad, del sentido de la celebración y de la alegría de hermanos que se encuentran entre ellos y con su Padre Dios. La liturgia es celebrada por un pueblo, el Pueblo de Dios; cada uno y todos participan según su función propia. Pertenece al pueblo, en este momento, manifestar su fe y sus alegrías.

Debe tener una relación con el tiempo litúrgico o la fiesta que se celebra.

Debe manifestar la alegría del encuentro de un pueblo reunido para celebrar a su Señor.

Es un canto que acompaña la procesión de entrada (conviene que haya una procesión hacia el altar, constituida al menos por el sacerdote y sus acólitos).

 

"Señor ten piedad" y "Gloria"
El canto del "Señor ten piedad" (Kyrie eleison) nos ayuda a expresar que el Hijo conoce nuestra condición humana y que venció el pecado del mundo. El himno del "Gloria" es una hermosa Doxología o alabanza a Dios, fruto de la inspiración poética de las comunidades cristianas primitivas.

 

Estos cantos no son presidenciales: son cantos de la Asamblea. Pueden ser rezados o cantados a dos coros.

El "Gloria" no puede ser reemplazado por otro canto de alabanza.

Debe mantenerse la letra que viene en el Misal, ya que se trata de uno de los más hermosos textos de la iglesia primitiva.

Existen formas de cantarlo sin mutilarlo ni alterarlo, y vale la pena adoptarlas o componer nuevas; e incluso recitarlo debidamente, pero en ningún caso seguir cantando que aunque dice "gloria" no tienen nada que ver con este Himno.

Cantos interleccionales
Nos referimos al Salmo responsorial y al Aleluya (alabad-Yahveh). El Salmo corresponde a la Asamblea que formula su respuesta a la Palabra utilizando las mismas palabras inspiradas por Dios. El Aleluya es un canto de alabanza por el que nos disponemos a escuchar al Señor Jesús que nos habla en el Evangelio.

 

Para que el Salmo cumpla su función litúrgica no debe ser reducido a una simple lectura: normalmente debe ser cantado, por lo menos la antífona a manera de estribillo.

No se debe cambiar el Salmo por cualquier canto religioso: sería empobrecer la Liturgia de la Palabra, ya que el Salmo es un texto bíblico por el cual Dios habla a su Pueblo, y además tiene relación con la lectura bíblica.

Canto de presentación de los dones
Es un canto de la Asamblea que acompaña este momento en el que se ofrece el pan y el vino que se convertirán en el Cuerpo y en la Sangre del Señor.

 

Es un canto que lleve el sentir de la asamblea, que ofrece el esfuerzo realizado en la jornada o semana que culmina.

Debe expresar necesariamente el ofrecimiento del pan y del vino que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre del Señor.

Debe relacionar la vida como ofrenda que se une a la oblación del Hijo por amor.

 

Santo, Aclamación eucarística y Amen
El "Santo" que sigue el Prefacio es la mayor aclamación de la Misa; por eso debe ser el primer canto por orden de importancia. La "aclamación eucarística" es la respuesta de la Asamblea a la monición del sacerdote cuando dice: "este es el sacramento de nuestra fe". Al terminar la Plegaria eucarística, la Asamblea dice "Amén" para unirse a la Doxología expresada por el sacerdote. 

El "Santo" no debe ser cambiado por otro canto religioso; debe conservarse la letra que aparece en el Misal Conviene que la Asamblea responda con el canto a la monición del sacerdote después de la consagración: "...Este es el sacramento de nuestra fe"..

 

La Doxología ("Por Cristo, con Él…) la pronuncia sólo el sacerdote: la Asamblea se une con el "Amen" (puede ser cantado, aunque el sacerdote no hubiera cantado la Doxología).

 

Padre Nuestro, Cordero de Dios

La "oración dominical" puede ser cantada. En tal caso, debe conservarse el texto litúrgico, tal como aparece en el Misal. 

 

Criterios

Lo mismo vale para el "Cordero de Dios". No existe ningún texto litúrgico para el Canto de la paz.

 

Canto de Comunión

Después de las preparaciones y de las insistencias en el Cuerpo de hermanos que formamos en Cristo, resuena la invitación en el Apocalipsis: "Dichosos los invitados a las bodas del Cordero" (19,9): proclama la participación en la Cena Definitiva que la comunión sacramental es participación en el Reino ya presente, de la comunión con Dios.

El canto de comunión empieza cuando comulga el sacerdote y se prolonga mientras comulgan los fieles, hasta el momento que parezca oportuno.

El canto debe expresar, por la unión de voces, la unión espiritual de quienes comulgan, demostrar la alegría del corazón y hacer más fraternalmente la procesión de los que van avanzando para recibir el Cuerpo de Cristo.

El contenido del canto ha de ser propiamente "eucarístico" (agradecer la presencia real de Jesús en el sacramento y la comunión que Él realiza en los hermanos)

Canto de meditación o acción de gracias
En el caso de que se entone un himno después de la comunión ese canto conclúyase a tiempo (para dar lugar a la oración final).

Puede ser un Salmo, un himno de acción de gracias, o algún otro canto de alabanza, pero siempre inspirados en la Sagrada Escrituras (aunque no recoja ningún texto bíblico en particular).

En caso de celebrarse la memoria de las Bienaventurada virgen María, puede entrar en este momento un canto mariano. Lo mismo si es la fiesta de un santo.

En cambio, no sería litúrgico emplear cantos con motivos profanos.

Canto Final
Es preciso que la Eucaristía tenga una conexión con la vida: que salgan las participantes con un compromiso, con una esperanza, con la sensación de haber crecido en la fraternidad y la decisión de dar testimonio en medio del mundo. No es obligatorio cantar al final en caso de hacerlo, debe expresar lo mencionado anteriormente (alabanza, gratitud, compromiso, testimonio).

También puede entonarse un canto profano cuyo tema sea religioso o el himno del santo cuya fiesta se ha celebrado.

QUINTA CLASE

LA PALABRA DE DIOS SE VIVE EN LA LITURGIA 

«La importancia de la Sagrada Escritura en la celebración de la liturgia es sumamente grande, puesto que de ella se toman las lecturas que luego se explican con la homilía y los salmos que se cantan» (SC 24) 

GENERALIDADES
La Palabra de Dios ocupa un puesto preeminente en la celebración litúrgica, pues es vital para la comunidad cristiana: «la Iglesia se edifica y crece escuchando la Palabra de Dios» (OLM 7: Ordenación de las Lecturas de la Misa, 1981, 2ª. edición típica). Por eso «la Iglesia siempre ha venerado las Sagradas Escrituras como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo, pues sobre todo en la sagrada liturgia, nunca ha cesado de tomar y repartir a sus fieles el pan de vida que ofrece en la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo» (DV 21). 

 LA SAGRADA ESCRITURA EN LA TEOLOGIA DEL VATICANO II: La Palabra leída y proclamada en la liturgia es uno de los modos de la presencia del Señor junto a su Iglesia, sobre todo en la acción litúrgica : «Está presente con su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura» (SC 7). En efecto, la Palabra encarnada «resuena» en todas las Sagradas Escrituras, que han sido inspiradas por el Espíritu Santo con vistas a Cristo, en quien culmina la revelación divina (cf. DV 11-12; 15-16, etc.). La misma homilía, cuya misión es ser «una proclamación de las maravillas obradas por Dios en la historia de la salvación o misterio de Cristo: misterio, que está siempre presente y activo en nosotros, particularmente en las celebraciones litúrgicas.» (SC 35,2; cf. 52), goza también de una cierta presencia del Señor, como afirma el papa Pablo VI: «(Cristo) está presente en su Iglesia que predica, puesto que el Evangelio que ella anuncia es la Palabra de Dios y solamente se anuncia en el nombre, con la autoridad y con las asistencia de Cristo...» (cf. Mysterium Fidei , n. 20). 

 EL LECCIONARIO: Se llama leccionario al libro que contiene un sistema organizado de lecturas bíblicas para su uso en las celebraciones litúrgicas, Como ya hemos intuido, la comunidad cristiana al principio leía directamente la Biblia, con amplia libertad de elección, Pero pronto se vio la conveniencia de una selección de lecturas para los diversos tiempos y fiestas.  Las diversas familias litúrgicas de Oriente y Occidente fueron configurando con criterios de selección propios sus leccionarios. Casi siempre fueron fieles a las tres lecturas: el profeta, el apóstol y el evangelio, para la Eucaristía. Algunos de los más antiguos y famosos son el «Comes de Würzburg», el más antiguo en Occidente, y el Leccionario armenio de Jerusalén, en Oriente. En la reforma del Vaticano II, una de las realidades que más riqueza a aportado a la celebración son los nuevos Leccionarios. Misal Romano consta de dos libros: el Misal, que es el libro del altar o de las oraciones, y el Leccionario, el «Ordo Lectionum Missae» (=OLM). Este segundo está dividido en varios volúmenes: el leccionario dominical en tres ciclos, el ferial en dos, el santoral, el ritual para los sacramentos, el de las misas diversas y votivas, siguiendo así la consigna del Concilio de ofrecer al pueblo cristiano una selección más rica y más variada de la Palabra de Dios (cf. SC 51).  El Leccionario usado en la celebración liutúrgica debe ser digno, decoroso, que manifieste en su misma apariencia el respeto que a la comunidad cristiana le merece su contenido: la Palabra que Dios nos dirige (cf. OLM 35-37). Por eso se rodea de signos de aprecio: el que proclama el Evangelio besa el Libro, que antes se puede llevar en procesión al inicio de la Misa e incensar en días festivos, etc.El leccionario proclamado, domingo tras domingo, o día tras día, a la comunidad cristiana, es el mejor catecismo abierto, que continuamente alimenta y ayuda a profundizar la fe (cf. OLM 61). 

 «salmo responsorial»: no es un canto cualquiera, sino un salmo; y además, porque su forma de realización es responsorial, o sea, la comunidad va respondiendo con su estribillo o antífona, a ser posible cantada, a las estrofas que va recitando o cantilando el salmista.

CUARTA CLASE

CUARTA CLASE 

LOS MINISTERIOS DE LA SANTA MISA 

Otro concepto que debemos entender es Ministerio. En Latín, la Palabra Ministerio significa Servicio. De ahí que un Ministro que ejerce un Ministerio es un servidor de la comunidad.Cristo resume su vida no en ser servido, sino en servir, y esto nos pone de frente a la importancia que tiene el hecho de servir en cualquier ministerio. El ministerio, el servicio a los demás, nos asemeja a Cristo. El que no vive para servir, no sirve para vivir; en otras palabras, no está haciendo nada vivo. Por eso, todos debemos siempre preguntarnos, ¿Qué Ministerio estoy yo ejerciendo en mi comunidad?.  San Marcos 16,15 nos dice: "Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la Creación". Y esa Buena Nueva la anunciamos cuando Predicamos y Proclamamos la Palabra de Dios. Nos sigue diciendo San Marcos 16,16, que "El que crea se Salvará y el que no crea se condenará". Por tanto, la fe viene con la Predicación de la Buena Nueva, por la profecía, recordando que profetizar no es tanto anunciar cosas desconocidas, sino dar a conocer lo que Dios dice a su pueblo, y el profeta lo dice solo por la acción de Espíritu que lo impulsa. Eso es profetizar.  

LOS LECTORES EN LA SANTA MISA

 El Lector o Proclamador de la Palabra no solo tiene un oficio en la Iglesia. El Proclamar la Palabra de Dios es una Dignidad, es una Misión Divina, y esa dignidad no la puede ejercer cualquier persona que simplemente lea bien, si antes no ha penetrado en el contenido de esa Palabra, si no vive el Mensaje de esa Palabra.. Cuando un lector proclama, está ejerciendo un Ministerio tan importante, como el del Sacerdote y el diácono. El Sacerdote no puede comer el Pan de la Eucaristía, si antes no se ha comido el Pan de la Palabra de Dios, porque tiene como oficio transmitir al pueblo los mandatos de Dios. A veces podemos minimizar o disminuir la dignidad de la Palabra de Dios en muchas formas, a veces con nuestra forma de vestir, a veces con nuestro comportamiento, a veces con el vocabulario, y otras veces con formas y actitudes que plantean ciertas interrogantes a los que nos observan. En cualquier ministerio que sea, y digamos que muy especialmente para la Mesa de la Palabra, debemos usar la vestidura que exteriormente nos prepare para ese ministerio. El lector debe compenetrarse bien del texto que va a leer, de su contenido y del mensaje, antes de proclamarlo. Esto es una responsabilidad del lector. Debe llegar más o menos 15 minutos antes, para leer otra vez el mensaje, para percatarse de nuevo del mensaje y asegurarse de que conoce bien y puede proclamar bien todo lo que hay en el texto, de las palabras en las que debe poner especial cuidado al pronunciarla para que se oiga bien, etc. Además, debe leer muy bien el texto, entenderlo bien, meditarlo, y sobre todo aplicarlo a su vida.  En la Celebración Eucarística hay dos grandes momentos: La Liturgia de la Palabra y la Liturgia de la Eucaristía. La Liturgia de la Palabra, que va desde el inicio hasta la oración de los fieles, yLa Liturgia de la Eucaristía, que va desde la presentación de las ofrendas hasta el final. Ambas mesas son igualmente importantes. No podemos comer con frutos la comunión, si antes no alimentamos nuestra fe con el Pan de la Palabra de DiosEstas dos partes, juntas y equilibradas, forman la celebración dominical, y tan importante es la mesa de la Palabra, como la mesa de la Eucaristía.Esto nos debe ayudar a comprender lo importante que es este Ministerio de Proclamar la Palabra de Dios. La Liturgia es el servicio que la Iglesia ha aprobado para celebrar dignamente la Palabra de Dios, la Mesa de la Palabra y la Mesa de la Eucaristía.  Los Salmos, Palabra de Dios, son composiciones líricas destinadas a ser cantadas, constituyen el libro de los cantos del pueblo de Israel. El salmo constituye una parte muy importante del culto sinagogal. Toda la liturgia sinagogal era cantada y cada libro de la escritura tenía su propia cantilación.  

JESUCRISTO SALMISTA 

Jesús como buen judío, asiste regularmente al culto sinagogal (Lc 4,16). Es indudable que Jesús cantó los salmos con su voz, con su doctrina y con su vida ya que hizo de ella el mejor y más perfecto salmo de alabanza

  

Que es salmodiar 

salmodiar es el arte de decir musicalmente un poema, cuyo mensaje se inspira en la fe y se expresa en y para la comunidad.. El salmista es guía y maestro de oración poética y cantada.Un buen salmista canta desde dentro (desde la fe). "...Al salmista corresponde proclamar el salmo u otro canto bíblico interleccional. Para cumplir bien con este oficio, es preciso que el salmista posea el arte de salmodiar y tenga dotes para emitir bien y pronunciar con claridad..." (I.G.M.R. 67). En esta cita observamos que el ministerio de salmista es un muy especial y requiere preparación. Espiritualidad del Salmista. Un salmista debe unir técnica musical y gusto por la salmodia (conjunto de salmos). a)       es una persona fascinada por los salmos y su riqueza,b)       dotada de voz y de arte musical que ejerce con gusto,c)       que expresa así su propia fe, asumiendo las varias actitudes que le sugieren los salmos,d)       y que por fin pone todo esto, humildemente, al servicio de la comunidad, contribuyendo así a que sus hermanos vayan celebrando con más calidad la Palabra de Dios. 

Consejos para una buena entonación de un salmo responsorial

·         El salmista debe ser una persona distinta de la que ha proclamado la lectura.·         Si el salmo se llama responsorial es porque se hace de tal forma que la comunidad va respondiendo a las estrofas dichas por el salmista.·         Que la comunidad cante la antífona o respuesta propia u otra bien parecida a ella en su espíritu y sentido, y que el salmista cante las estrofas salmodiándolas.·         Otro modo no tan ideal es que la comunidad cante la antífona y que el salmista declame poéticamente las estrofas intercalado cada una con la respuesta de la comunidad.·         En caso de un salmo sin respuesta se puede hacer un acompañamiento musical idóneo mientras se declama el salmo.·         Declamar el salmo con la comunidad (alternando con la asamblea o toda la asamblea declama el salmo). 

TERCERA CLASE

POSTURAS EN LA SANTA MISA 

En la celebración de la Misa levantamos nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras voces a Dios, pero somos criaturas compuestas tanto de cuerpo como de alma, y es por esto que nuestra oración no está confinada a nuestras mentes, a nuestros corazones y a nuestras voces, sino que también se expresa en nuestro cuerpo. Cuando nuestro cuerpo participa en nuestra oración, rezamos con toda nuestra persona, como espíritus personificados tal como Dios nos creó. Este compromiso de todo nuestro ser en oración nos ayuda a orar con una mejor atención.

 

Durante la Misa asumimos diferentes posturas corporales: nos ponemos de pie, nos ponemos de rodillas, nos sentamos y también somos invitados, a realizar una serie de gestos. Estas posturas y gestos corporales no son meramente ceremoniales. Tienen un significado profundo, así, cuando se realizan con comprensión, pueden realzar nuestra participación personal en la Misa. De hecho, estas acciones representan la manera en que comprometemos nuestro cuerpo en la oración, que es la Misa.

 

Cada postura corporal que asumimos en la Misa enfatiza y refuerza el significado de la acción en la que estamos participando en ese momento en nuestro culto.

 

Ponernos de pie es un signo de respeto y honor, así que nos ponemos de pie cuando el celebrante, en representación de Cristo, entra y sale de la asamblea.

 

Desde los inicios de la Iglesia, esta postura corporal ha sido interpretada como una postura de aquellas personas elevadas con Cristo y que están en la búsqueda de cosas superiores.

 

Cuando nos ponemos de pie para la oración, asumimos nuestra estatura completa ante Dios, no con orgullo, sino con una humilde gratitud por las cosas maravillosas que Dios ha hecho al crearnos y redimirnos. Por medio del Bautismo, se nos ha dado a compartir una parte de la vida de Dios y la posición de pie es un reconocimiento de este don maravilloso.

 

Nos ponemos de pie para escuchar el Evangelio, la cúspide de la revelación, las palabras y las escrituras del Señor

 

En los inicios de la Iglesia, la postura de rodillas simbolizaba la penitencia: ¡la consciencia del pecado nos derrumba!

La postura de rodillas estaba tan íntegramente identificada con la penitencia que a los antiguos cristianos se le prohibía arrodillarse los domingos y durante la Semana Santa, en que el espíritu prevalecedor de la liturgia era de gozo y acción de gracias.

 

Durante la Edad Media, la posición de rodillas significaba que un vasallo le rendía homenaje a su amo. Más recientemente, esta postura ha venido a significar adoración.

 

La posición sentada es para escuchar y meditar, de esta forma, la comunidad toma asiento durante las lecturas previas al Evangelio y puede, del mismo modo, sentarse durante el período de meditación que le sigue a la Comunión.

 

Los gestos también comprometen a nuestro cuerpo en la oración. Uno de los gestos más comunes es la Señal de la Cruz, con la que damos inicio a la Misa, y con la que, en la forma de una bendición, ésta concluye.

 

Ya que debido a Su muerte en la cruz, Cristo redimió a la humanidad, nos hacemos la señal de la cruz en nuestra frente, labios y corazones al inicio del Evangelio.

 

Sin embargo, existen otros gestos corporales que intensifican nuestra oración en la Misa. Durante el "Yo Confieso", la acción de golpear nuestro pecho en el momento de formular las palabras "por mi culpa" puede fortalecernos y hacernos más conscientes de que nuestro pecado es por nuestra culpa.

 

En el Credo, estamos invitados a hacer una venia en el momento de formular las palabras que conmemoran la Encarnación: "fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen y se hizo hombre".

 

Este gesto significa nuestro profundo respeto y gratitud a Cristo quien, por medio de Dios, no dudó ningún momento en venir entre nosotros como un ser humano y compartir nuestra condición humana para salvarnos del pecado y restablecer nuestra amistad con Dios. Esta gratitud se expresa aún con una mayor solemnidad durante la Fiesta de la Anunciación del Señor y en la Navidad, en que hacemos una venia cuando escuchamos estas palabras.

 

Nos ponemos de pie como familia de Dios, establecida como tal por el Espíritu de adopción. En la plenitud de ese mismo Espíritu, invocamos a Dios como Padre. Después del Padrenuestro viene el Saludo de la Paz, gesto mediante el cual expresamos por medio de un apretón de manos y el saludo de la paz que lo acompaña, que estamos en paz con nosotros mismos y que no guardamos enemistad.

 

Este intercambio es simbólico. Compartir la paz con las personas a nuestro alrededor representa para nosotros y para ellos la totalidad de la comunidad de la Iglesia y de toda la humanidad.

 

Por último, en la nueva Instrucción General, se nos pide que hagamos una señal de reverencia, a ser determinada por los obispos de cada país o región, antes de recibir de pie la Comunión Además de servir como un medio en la oración de los seres compuestos de cuerpo y alma, las posturas y los gestos corporales que hacemos en la Misa cumplen otra función muy importante. La Iglesia ve en estas posturas y gestos corporales comunes tanto un símbolo de unidad de aquellos que han venido a reunirse para rendir culto como un medio para afianzar dicha unidad.

 

No estamos libres de cambiar estas posturas de acuerdo a nuestra propia piedad, ya que la Iglesia deja bien claro que nuestra unidad en las posturas y gestos corporales son una expresión de nuestra participación en un Cuerpo formado por las personas bautizadas con Cristo, nuestra cabeza.

 

Cuando nos ponemos de pie, cuando nos arrodillamos, cuando nos sentamos, cuando hacemos una venia y lo mismo cuando hacemos una señal como una acción en común, atestiguamos sin ambigüedad que somos en verdad el Cuerpo de Cristo, unidos en el corazón, la mente y el espíritu.

 

Las indicaciones que siguen corresponden a la Ordenación del Misal Romano. Las letras indican la posición que deben asumir los fieles (P: parados; S: sentados; R: arrodillados)

1. RITOS INICIALES Entrada (P):

Mientras entra el sacerdote comienza el canto de entrada. El fin de este canto es abrir la celebración, fomentar la unión de quienes se han reunido y elevar sus pensamientos a la contemplación del misterio litúrgico o de la fiesta.

Saludo al altar y pueblo congregado (P)

Cuando llega, el sacerdote besa el altar. Terminando el canto de entrada, el sacerdote y la asamblea hacen la señal de la cruz . A continuación el sacerdote, por medio del saludo, manifiesta a la asamblea reunida la presencia del Señor.

Terminado el saludo, el sacerdote o el monitor puede hacer a los fieles una brevísima introducción sobre la misa del día.

Después el sacerdote invita al Acto penitencial, que se realiza cuando toda la comunidad hace su confesión general termina con la conclusión del sacerdote.

 Señor, ten piedad (P)

Después del acto penitencial, se empieza el "Señor, ten piedad", a no ser que éste haya formado ya parte del mismo acto penitencial. Si no se canta el "Señor, ten piedad", al menos se recita.

 Gloria (P)

Este es un antiquísimo y venerable himno con que la iglesia, congregada en el Espíritu Santo, glorifica a Dios Padre y al Cordero, y le presenta sus súplicas. Si no se canta, al menos lo han de recitar todos, o juntos o alternadamente.

 Oración colecta (P)

El sacerdote invita al pueblo a orar; y todos, a una con el sacerdote, permanecen un rato en silencio. Luego, el sacerdote lee la oración que expresa la índole de la celebración; el pueblo la hace suya diciendo amen.

2. LITURGIA DE LA PALABRA 

La Eucaristía es sacramento de toda la vida de Jesús. Mediante las Lecturas bíblicas nos acercamos a ella: su preparación (1º Lectura: Antiguo Testamento), desarrollo (Evangelio) y consecuencias (2º Lectura: Nuevo Testamento). Formando parte de la misma Liturgia de la Palabra tenemos los Cantos interleccionales

 

Después de la 1º Lectura (S), sigue un Salmo Responsorial (S), que se toma del Leccionario. El salmista o cantor del salmo, desde el ambón o desde otro sitio oportuno, proclama las estrofas del salmo, mientras toda asamblea escucha è y además participa con su respuesta. A la 2º Lectura (S)sigue el Aleluya(P) u otro canto según las exigencias del tiempo litúrgico y después viene la lectura del Evangelio (P)

 Homilía (S)

Conviene que sea una explicación de las Lecturas, o de otro texto del Ordinario, o del Propio de la Misa del día, teniendo siempre el misterio que se celebra y las particulares necesidades de los oyentes.

 Profesión de fe (P)

Con el Símbolo o Credo el Pueblo da su asentamiento y respuesta a la Palabra de Dios proclamada en las Lecturas y en Homilía, y trae su memoria, antes de empezar la celebración eucarística, la norma de su fe.

 Oración universal (P)

En la oración universal u oración de los fieles, el Pueblo, ejercitando su oficio sacerdotal, ruega por todos los hombres(Papa, Iglesia, Estado, necesidades....).La asamblea expresa su súplica o con una invocación común, que se pronuncia después de cada intención, o con una oración en silencio.

3. LITURGIA EUCARÍSTICA Preparación de los dones (S)

Al comienzo de la Liturgia eucarística se llevan al altar los dones que se convertirán en el cuerpo y en la Sangre de Cristo: es de alabar que el pan y el vino lo presenten los mismos fieles. Acompaña a esta procesión el canto del ofertorio, que se alarga por los menos hasta que los dones han sido colocados sobre el altar.

 Plegaria eucarística (P)

Este el centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y de consagración. El sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una con Cristo en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.

Los principales elementos de que consta la Plegaría eucarística pueden distinguirse de esta manera:

 

a)       Acción de gracias (que se expresa sobre todo en el Prefacio).

b)       Santo: con esta aclamación toda la asamblea, uniéndose a las jerarquías celestiales, canta o recita las alabanzas a Dios.

c)       Epíclesis (R): con ella la Iglesia, por medio de determinadas invocaciones, implora el poder divino para que los dones que han presentado los hombres queden consagradas, es decir, se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para salvación de quienes la reciban.

d)       Narración de la institución y consagración (R): en ella, con las palabras y gestos de Cristo, se realiza el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena.

e)       Anámnesis (P): con ella la Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de Cristo Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, recordando principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.

f)        Oblación(P): la asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno de los participantes.

g)       Intercesiones (P): con ellas se da a entender que la Eucaristía se celebra en comunión con toda la Iglesia, celeste y terrena, y que la oblación se hace por ella y por todos sus miembros, vivos y difuntos.

h)       Doxología final (P): en ella se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen del pueblo.

 

Rito de la comunión

Ya que la celebración eucarística es un convite pascual, conviene que, según el encargo del Señor, su Cuerpo y su Sangre sean recibidos por los fieles, debidamente dispuestos, como alimento espiritual.

 

a)       La oración dominical (P): se pide el pan de cada día, con lo que también se alude, para los cristianos, el pan eucarístico, y se implora el perdón de los pecados. El embolismo, que desarrolla la última petición, pide para todos los fieles la liberación del poder del mal.

b)       El rito de la paz (P): con que los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan mutuamente la caridad antes de participar de un mismo pan.

c)       El gesto de la fracción del pan(P): realizado por Cristo en la última Cena, en los tiempos apostólicos fue el sirvió para denominar la integra acción eucarística. Significa que nosotros, que somos muchos, en la comunión de un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)

d)       Inmixión o mezcla (P): el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en le cáliz [originariamente era un trozo del pan consagrado en otra comunidad el domingo anterior: signo de comunión entre las diversas comunidades cristianas]

e)       Mientras se hace la fracción del pan y la Inmixión, los cantores o un cantor cantan el Cordero de Dios: Esta invocación puede repetirse cuantas veces sea necesario para acompañar la fracción del pan. La última vez se acompañará con las palabras danos la paz.

f)        Preparación privada del sacerdote.

g)       Luego, el Sacerdote muestra a los fieles el pan eucarístico.

h)       Es muy de desear que los fieles participen del Cuerpo del Señor con pan consagrado en esa misma Misa. Comulgar es la mejor forma de participar del sacrificio que se celebra.

i)         Mientras el sacerdote y los fieles reciben el Sacramento tiene lugar el canto de comunión, canto que debe expresar, por la unión de voces, la unión espiritual de quienes comulgan, demostrar, al mismo tiempo, la alegría del corazón y hacer más fraternal la procesión de los que van avanzando para recibir el Cuerpo de Cristo. Si no hay canto, se reza la antífona propuesta por la Misal.

j)         Terminada la distribución de la comunión, el sacerdote y los fieles, si juzgan oportuno, pueden orar un rato recogidos. Si se prefiere, puede también cantar toda la asamblea un himno, un salmo o algún otro canto de alabanza.

k)       En la oración después de la comunión, el sacerdote ruega para que se obtengan los frutos del misterio celebrado. El pueblo hace suya esta oración con la aclamación "Amén."

 4. RITO DE CONCLUSIÓN (P) 

El rito final consta de saludo y bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.

 

La Proclamación de la Palabra de Dios es Misión Divina y Misión Humana

 

Jesús en su último mandato se dirigió no solamente a los Sacerdotes y diáconos, sino también a nosotros los laicos, que tenemos también el legítimo derecho de proclamar la Palabra de Dios.

Cuando hablamos de proclamar la Palabra de Dios, estamos hablando de comunicar lo que Dios quiere decir a su pueblo, de lo que el Señor, creador y Padre de todos, quiere poner en la mente y el corazón de los que lo escuchan, siempre con la finalidad de que esa Palabra produzca frutos de vida eterna.

La comunicación es un arte a través del cual podemos llevar mensajes a los demás. Pero para que ese mensaje que queremos transmitir llegue, a los que nos oyen en una forma clara y precisa, es necesario que usemos los términos correctos.

 

A veces, no le damos gran importancia a las palabras que vamos a usar, porque en el común hablar nos entendemos. Sin embargo, así no debe ser, porque los vocablos tienen significados diferentes. Los cristianos católicos muchas veces confundimos la expresión "Decir la Misa" con "Celebrar la Misa", y usamos tanto una como la otra para significar lo mismo.

 

En realidad "Decir la Misa" no es lo mismo que "Celebrar la Misa", porque "Decir La Misa significa tomar un libro y leer lo que dice, pero "Celebrar la Misa" es algo más. Celebrar la Misa significa fiesta, alegría, participación, Celebrar el Sacrificio de Acción de Gracia al Señor. Por eso, no es adecuado preguntar "¿Quien va a decir la Misa?"; lo correcto será decir "¿Quien va a Celebrar La Santa Misa?"

 

SEGUNDA CLASE

ORNAMENTOS USADOS EN LA SANTA MISA 

La Eucaristía es la conmemoración del sacrificio de Cristo, es la actualización cristiana del rito de la Pascua judía. En la Pascua judía se conmemora la salida de Egipto (leer Exodo 12), en la Pascua cristiana se conmemora la salvación por la muerte en la cruz de Jesús (la palabra "Pascua" viene de un término hebreo que significa "paso").

 

El libro que usa en padre para leer se llama "misal", el cual reposa sobre un "atril" en el altar. El misal recuerda el libro judío que contiene el Seder o ritual de la pascua, libro denominado Hagadá.

Lo mismo que en la cena judía de Pascua, en el altar católico durante la misa se colocan dos cirios.

 

La bata blanca del padre se llama "alba" y significa la pureza.

 

El padre se ajusta el alba con un cordón denominado "cíngulo", el cual representa el dominio de sí.

 

La especie de bufanda que se pone el sacerdote es la "estola", que representa el poder sacerdotal y que tiene origen en el manto de oración de los judíos; debe utilizarse cuando se administran sacramentos.

 

El manto que utiliza el celebrante sobre el alba es la casulla.

 

Los colores de la casulla y de la estola varían según la época del año (o sea, según el tiempo litúrgico) o la fiesta que se celebre:

 

Blanco: Representa alegría, se utiliza en la Fiesta del Señor, María, santos y los ángeles.

 

Rojo: Color del fuego y la sangre, usado en Pentecostés y fiestas de mártires.

 

Verde: Recuerda la esperanza, se usa en los domingos luego de Pentecostés.

 

Morado: el color de la penitencia, utilizado en Adviento, Cuaresma y en las misas de difuntos.

  

PARTES EN QUE SE DIVIDE LA SANTA MISA 

Conocer todas las partes de la Misa es muy importante para poder entenderla y vivirla como Dios quiere.

La Misa está dividida en dos partes, La Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística.

 

LITURGIA DE LA PALABRA 

Es con la que se inicia la Misa y consta de tres partes principales: Las lecturas, la Homilía y la Oración de Los Fieles.

 1.- Las Lecturas:

Este es el momento en que conocemos la Palabra de Dios. Hay tres lecturas en la Santa Misa.

 

Ø       La Primera Lectura: se toma del Antiguo Testamento y nos sirve para entender muchas de las cosas que hizo Jesús. Esta Lectura la escuchamos sentados. Después de la Primera Lectura se lee o canta un salmo tomado del Libro de los Salmos del Rey David con el que alabamos a Dios.

Ø       La Segunda Lectura: se toma del Nuevo Testamento, ya sea de los Hechos de los Apóstoles o de las cartas que escribieron los primeros apóstoles. Esta segunda lectura nos sirve para conocer como vivían los primeros cristianos y como explicaban a los demás las enseñanzas de Jesús. Esto nos ayuda a conocer y entender mejor lo que Jesús nos enseñó. También nos ayuda a entender muchas tradiciones de la Iglesia. También la escuchamos sentados. Después de la Segunda Lectura se canta el Aleluya, que es un canto alegre que Recuerda la Resurrección.

Ø       El Evangelio: se toma de alguno de los cuatro Evangelios de acuerdo al ciclo litúrgico y narra una pequeña parte de la vida o de las enseñanzas de Jesús. Es aquí donde podemos conocer como era Jesús, como sentía, que hacía, como eneseñaba, que nos quiere transmitir. Esta Lectura la hace el Sacerdote o el diácono y la escuchamos de pie.

 2.- La Homilia:

En este momento de la Misa el Sacerdote explica el significado de las tres lecturas y su aplicación en nuestras vidas. La escuchamos sentados.

 3.- La Oracion De Los Fieles:

En este momento nos ponemos de pie y nos unimos a las personas que están en la misa para pedir juntos y orar en voz alta a Dios por las cosas que nos interesan a todos: el santo Padre, los enfermos, los muertos, los pobres, etc. Debemos aprovechar este momento para pedirle a Dios interiormente también por lo que nosotros en particular necesitamos. Con esta oración se acaba la Liturgia de la Palabra para pasar a la Liturgia Eucarística.

  

Liturgia Eucaristica

LITURGIA EUCARISTICA 

Se divide en tres partes. Ofertorio, Consagración y Comunión.

 1.- El Ofertorio

En esta parte de la Misa se llevan las ofrendas, el pan y el vino al altar y el sacerdote se las presenta a Dios ofreciéndoselas para que se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Debemos aprovechar este momento para ofrecerle a Dios nuestra vida, nuestros propósitos e intenciones. Nuestro amor, nuestras cualidades para que El las santifique y sirvan para el bien de la Iglesia. Es el momento de ofrecerle interiormente un nuevo esfuerzo por alcanzar aquello que nos hemos propuesto espiritual y humanamente. Lo hacemos sentados.

 2.- La Consagración:

Es el momento más solemne de la Misa, en él ocurre el misterio de la Transformación real del pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Cristo. Dios se hace presente ante nosotros para que podamos estar muy cerca de El. Es un misterio de amor maravilloso que debemos contemplar con el mayor respeto y devoción. Debemos aprovechar este instante para adorar a Dios en la Eucaristía. Lo Hacemos de rodillas.

 3.- La Comunión

Significa Común Unión. Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús en nosotros nos unimos a toda la Iglesia y nos hacemos uno en el Amor. Es el momento en que debemos entregarnos sin reservas a Jesús y hacernos Uno con Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo además de con toda la Iglesia.

PRIMERA CLASE

1.-QUE ES LA LITURGIA. 

Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2, 4), habiendo hablado antiguamente en muchas ocasiones y de diferentes maneras a nuestros padres por medio de los profetas (Heb 1,1), cuando llegó la plenitud de los tiempos envió a su Hijo, el Verbo hecho carne (SC 5).

 

La liturgia cristiana es una realidad unida a la fe y a la expresión personal y social de los miembros de la Iglesia.

La formación litúrgica es una necesidad ya que es un aspecto esencial de la formación cristiana integral, y que tiene por finalidad introducir a los miembros de la Iglesia en la participación consciente, activa y de muchos frutos en la liturgia para una vida cristiana más plena (cf. GE 2, SC 14, 19, 48).

 

Etimología:

El termino liturgia procede del griego clásico, leitourgía que significa Obra del Pueblo.

Liturgia vino a designar un servicio público. Cuando este servicio afectaba al ámbito religioso, liturgia se dirigía al culto oficial de los dioses.

 

Definición de la liturgía en el Concilio Vaticano II

Los documentos conciliares, especialmente la Sacrosanctum Concilium, hablan de la liturgia como un elemento esencial de la vida de la Iglesia que determina la situación presente del pueblo de Dios: «Con razón, entonces, se considera a la liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Cristo, es decir, la Cabeza y sus miembros ejerce el culto publico íntegro. En consecuencia, toda celebración litúrgica por ser obra de Cristo Sacerdote y de su cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo título y el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia.» (SC 7). 

Así pues, en la noción de liturgia que ofrece el Concilio podemos definirla como la función santificadora y cultual de la Iglesia, esposa y cuerpo sacerdotal del Verbo encarnado, para continuar en el tiempo la obra de Cristo por medio de los signos que lo hacen presentes hasta su venida.

 

Lo litúrgico y lo no litúrgico:

Son acciones litúrgicas (lo litúrgico) aquellos actos sagrados que, por institución de Jesucristo o de la Iglesia, y en su nombre, son realizados por personas legítimamente designadas para este fin, en conformidad con los libros litúrgicos aprobados por la Santa Sede, para dar a Dios, a los santos ya los beatos el culto que les es debido.

Lo no litúrgico son las demás acciones sagradas que se realizan en una iglesia o fuera de ella, con o sin sacerdote que las presencie o las dirija (a estas también se les llama ejercicios piadosos).

 

2. EL ESTILO LITERARIO EN LA LITURGIA

En el cristianismo, el culto es una dimensión esencial. Sin liturgia, sería ideología, como extraer la espina dorsal a un organismo vivo. La celebración nunca es aditamento, sino raíz.

 

En la Liturgia todo aquello que el hombre es capaz de comprender se efectúa por medio de la palabra, vehículo capital para transmitir las propias ideas y los más íntimos sentimientos. Tanto las nociones más banales como los conceptos más sutiles, tanto las fantasías como las doctrinas abstractas, para poder ser comunicadas y captadas por los demás, deben hacerse Según subraya San Agustín, "a pesar de nuestra incapacidad para decir algo que sea digno de Él, Dios ha aceptado el homenaje de la voz humana y ha querido que, para alabarle, nos sirviéramos de nuestras palabras" (De doctrina christiana, I, 6).

 

Momento descendente y ascendente

En el diálogo entre Dios y el hombre, cabe distinguir un momento descendente y otro ascendente. En el primero -cuando quien habla es Dios-, Esta dimensión es la que estudian los escrituristas. 

El segundo momento corresponde a la respuesta del hombre a Dios. A este momento pertenecen los textos litúrgicos, que no son discursos al vacío sino diálogo de la Esposa con el Esposo. Esta dimensión es la que estudian los liturgistas.

 

Un tercer momento -el horizontal- corresponde al lenguaje homilético o de las moniciones: lo que los ministros dicen a la asamblea con fines catequéticos o de motivación espiritual Esta dimensión es la que estudian los pastoralistas.

 

La biblia en la liturgia

Las oraciones del Misal son la Palabra de Dios en clave de plegaria" Es ésta una clave muy fructífera para acceder a las oraciones de Misal. Ya San Jerónimo había señalado que en la composición de las oraciones cristianas era obligatorio seguir la guía de la Biblia.

De este modo, la Biblia es acogida y recibida en la liturgia en clave oracional. La oración de la Iglesia es la Biblia rezada,. Así, la liturgia consigue que la oración de la Iglesia se sumerja en el campo de la Verdad, que la oración de la Iglesia sea Verdad.